Pel meu alcalde.
No voy a hablar de su carrera política como alcalde ni como "President", no voy a juzgar si lo hizo bien o mal, si me parecen acertadas o no sus decisiones, no recordaré la rabia que me produjo que dejara de ser nuestro "President"...avui no toca.
Quiero contar únicamente una anécdota del que ahora lucha con todas sus fuerzas contra el Alzheimer:
Un verano de 1988 mis abuelos me llevaron a las ruinas ibéricas de Ullastret, con nostros también venía mi bisabuela, "la Guti", que por aquel entonces tenía 98 años ya, y estaba hecha una rosa, adoraba de la misma forma al Rey Juan Carlos, a Felipe González, a su Cádiz, a Barcelona y a los socialistas.
Yo era pequeña y todo lo que oliera a cultura me aburría, así que decidí dejar atrás a la familia y adelantarme a todo correr hacia las ruinas imaginándome que era un caballo alado o vete a saber que ( aquí la Duendecilla tenía imaginación para rato). Llegué hasta arriba y me metí en el pequeño museo donde guardan restos ibéricos y mi sorpresa fue enorme cuando me di cuenta de quien estaba allí.
Vestido de veraneante y como si fuera uno más allí estaba Pasqual Maragall, que por entonces era alcalde de nuestra ciudad. Siempre lo había visto en la tele, excepto una vez que lo tuve muy muy cerca, por desgracia, en la manifestación post-atentado en Hipercor.
Aluciné.
Salí volando de nuevo para ir a buscar a la familia y contarles a quien habia visto, creyeron que era otra de mis fantasías, pero insistí sabedora del profundo respeto y admiración que mi família materna le tienen a las izquierdas pero sobre todo a Maragall.
Así que, abuelos y bisabuela para arriba que se fueron, pudieron hablar con él, estrechar las manos y también prometerse que cuando "La Guti" cumpliera 100 años, nuestro alcalde vendría a casa para felicitarla.
La expresión de Maragall era sincera, tan sincera como cuando la mani de los atentados, como cuando nos dieron los Juegos Olímpicos y saltaba de alegría, una cara sincera que le prometió a mi bisabuela un centenario especial con su visita...
Por desgracia, la "Guti" decidió a tres meses de cumplir los 100 reunirse con los suyos y un 28 de abril de 1990 nos dijo que volvía a su San Fernando del alma.
Con esta breve historia quiero resaltar la parte humana de Pasqual Maragall, una vez más ha sabido demostrar su valía como persona y hace poco nos dijo a todos la enfermedad que padecía. La verdad, me dio mucha pena y he pensado en escribir este post como un pequeño homenaje que yo le hago, y seguro que la "Guti" estaría de acuerdo conmigo.
Así que va por vosotros: para el que siempre será mi alcalde ( se acuerde o no ) y para la "Guti" que debe estar comiendo pescaíto en San Fernando.
El más sincero abrazo para ambos...
Quiero contar únicamente una anécdota del que ahora lucha con todas sus fuerzas contra el Alzheimer:
Un verano de 1988 mis abuelos me llevaron a las ruinas ibéricas de Ullastret, con nostros también venía mi bisabuela, "la Guti", que por aquel entonces tenía 98 años ya, y estaba hecha una rosa, adoraba de la misma forma al Rey Juan Carlos, a Felipe González, a su Cádiz, a Barcelona y a los socialistas.
Yo era pequeña y todo lo que oliera a cultura me aburría, así que decidí dejar atrás a la familia y adelantarme a todo correr hacia las ruinas imaginándome que era un caballo alado o vete a saber que ( aquí la Duendecilla tenía imaginación para rato). Llegué hasta arriba y me metí en el pequeño museo donde guardan restos ibéricos y mi sorpresa fue enorme cuando me di cuenta de quien estaba allí.
Vestido de veraneante y como si fuera uno más allí estaba Pasqual Maragall, que por entonces era alcalde de nuestra ciudad. Siempre lo había visto en la tele, excepto una vez que lo tuve muy muy cerca, por desgracia, en la manifestación post-atentado en Hipercor.
Aluciné.
Salí volando de nuevo para ir a buscar a la familia y contarles a quien habia visto, creyeron que era otra de mis fantasías, pero insistí sabedora del profundo respeto y admiración que mi família materna le tienen a las izquierdas pero sobre todo a Maragall.
Así que, abuelos y bisabuela para arriba que se fueron, pudieron hablar con él, estrechar las manos y también prometerse que cuando "La Guti" cumpliera 100 años, nuestro alcalde vendría a casa para felicitarla.
La expresión de Maragall era sincera, tan sincera como cuando la mani de los atentados, como cuando nos dieron los Juegos Olímpicos y saltaba de alegría, una cara sincera que le prometió a mi bisabuela un centenario especial con su visita...
Por desgracia, la "Guti" decidió a tres meses de cumplir los 100 reunirse con los suyos y un 28 de abril de 1990 nos dijo que volvía a su San Fernando del alma.
Con esta breve historia quiero resaltar la parte humana de Pasqual Maragall, una vez más ha sabido demostrar su valía como persona y hace poco nos dijo a todos la enfermedad que padecía. La verdad, me dio mucha pena y he pensado en escribir este post como un pequeño homenaje que yo le hago, y seguro que la "Guti" estaría de acuerdo conmigo.
Así que va por vosotros: para el que siempre será mi alcalde ( se acuerde o no ) y para la "Guti" que debe estar comiendo pescaíto en San Fernando.
El más sincero abrazo para ambos...